viernes, 25 de septiembre de 2015

[‪#TURISTEAR‬] Viajar con bajo presupuesto y no morir en el intento

Ser mujer y viajar sola, es ya un tema. Si a eso le agregamos el bajo presupuesto, la lógica diría que hay que quedarse en casa. Sin embargo, este post no es para los que eligen quedarse en su casa. Hay gente que viaja prácticamente sin dinero. Tampoco esa modalidad de viaje es motivo de este post. Se trata de una serie de tips para quienes quieren viajar aunque tengan bajo presupuesto, sin resignar algunas comodidades.
Por supuesto, el primer punto a tener en cuenta es el pasaje. Depende del destino que se quiera visitar, pero las aerolíneas suelen tener escasa diferencia al costo que tienen los buses de larga distancia. Si el pasaje se compra con anticipación y hay alguna promoción vigente, mucho mejor. Las promociones con tarjeta de crédito en las cuales el banco te reintegra un porcentaje suelen generar un descuento de entre el 25% y 35%. Además, la posibilidad de pagarlo en 12, 15 o 18 cuotas. Algo que con el plan Ahora 12 también se puede utilizar en la compra de pasajes realizadas de jueves a domingo.
Los programas de acumulación de kilómetros suelen ser de bastante ayuda. También hay programas de fidelización de empresas de micros. Por mencionar, con el programa de LAN es bastante accesible obtener beneficios en pasajes. Con BusPlus, el programa que agrupa a varias empresas, es posible obtener pasajes gratis pero también otros beneficios. Además, el mismo programa tiene convenios con algunas tarjetas de crédito que no sólo hacen descuentos si no que también se pueden comprar en varias cuotas sin interés a través de internet o telefónicamente.
Una vez que el pasaje ya está resuelto, el segundo tema fundamental es el alojamiento. Los hostels son una buena opción para los que no tienen experiencia en camping, o prefieren evitarlo. Seguramente la primera traba sea el hecho de compartir la habitación o el baño. Hay que decir que hay hostels de diferentes estilos y calidades, para saber cuál es la mejor opción, se puede consultar las opiniones que los viajeros suelen dejar en sitios como Tripadvisor, Booking y otras páginas por el estilo. Siempre las opiniones son subjetivas, pero sirven como referencia. Hay hostels que tienen tarifas bastante convenientes y buenos servicios. En cuanto a compartir, es cuestión de adaptarse. La parte positiva es que se conoce a personas de distintos lugares y se pueden hacer buenos amigos.
Compartir el baño es quizá lo que más resistencia genera. Sin embargo, hay hostels en los que el baño está en la habitación, por lo cual se comparte entre menos personas, y hay otros en los que está fuera del cuarto, por lo cual es probable que deba compartirse con más personas y los espacios sean más reducidos. Pero hay que decir que cuando se va a un bar o restaurante también se comparte el baño y que algunos tienen baños que distan de presentar las condiciones ideales. Al margen de eso, depende mucho de la frecuencia de limpieza y de la colaboración de los huéspedes, pero no suele ser tan malo.
Además, hay que tener en cuenta que si se viaja en temporada baja, suele haber pocos huéspedes, por lo que a veces ni siquiera se comparte la habitación.
Superado el detalle de compartir la habitación y el baño, los hostels ayudan a abaratar también los costos en comida. Al poner a disposición de los huéspedes la cocina con los utensilios y heladera, se puede cocinar muy barato. Hay que tener en cuenta que a veces los supermercados no son la mejor opción. Los negocios pequeños permiten comprar raciones más pequeñas y también pueden tener mejores precios en verduras y frutas.
Es importante averiguar sobre el destino a visitar. Qué actividades se pueden realizar y cómo llegar. Habitualmente las excursiones pueden reemplazarse por visitas autogestionadas que reducen mucho el costo del viaje, utilizando los servicios de buses locales cuya tarifa suele ser bastante accesible. Los colectivos de línea son también una buena forma de interactuar con los locales. Hay lugares a visitar que ofrecen descuentos a estudiantes, por eso siempre es importante tener la documentación que acredite tal condición a mano.
Los destinos cuyos principales atractivos están relacionados con la naturaleza, suelen ofrecer senderos aptos para realizar actividades de trekking y que tienen buena señalización en los cuales no es necesario contratar un guía. No obstante, siempre es necesario averiguar bien el estado de los mismos, las precauciones a tener en cuenta y actuar con responsabilidad para no generar ningún perjuicio al destino ni exponerse al peligro.
Además de los colectivos de línea, otras formas de movilizarse y llegar a visitar varios destinos sin gastar en excursión son, alquilar una bicicleta, o viajar a dedo. En algunas zonas es bastante frecuente que las personas viajen gracias a la voluntad de los conductores de automóviles.
Entre las lecciones que se aprenden viajando, está la de confiar en la gente. La mayorìa de los viajeros pudo comprobar que hay más gente buena que mala, pero la mala es la que sale en las noticias y de las buenas son pocos los que se enteran. Si bien hay viajeros que cubren grandes distancias a dedo, lo cierto es que la mecánica puede ser muy útil en distancias cortas donde las frecuencias de los colectivos es escasa y las distancias extensas. En el trayecto, uno se entera de la vida de otras personas, comparte charlas y se entera de cuestiones que de otro modo no conocería.
Habitualmente cuando viajo sola me gusta hacerlo en los colectivos y guiarme con sus horarios. Depender de ellos es bastante limitante para algunas actividades, por eso, una buena opción puede ser combinar las idas al atractivo o los regresos, entre las caminatas, los colectivos y el hacer dedo. Los lugareños suelen manejarse bastante a dedo, y suelen ser muy solidarios cuando ven a una mujer sola, así que en ese caso, algo que puede parecer una desventaja, ayuda. Todos quieren colaborar y protegerte.
Viajar con bajo presupuesto es posible, es cuestión de investigar, informarse y animarse.

TIPS:
En mi último viaje al Sur compré un pasaje a Bariloche por LAN con 35% de reintegro, y pago en cuotas sin interés. Desde Bariloche a Esquel hice el viaje en Via Bariloche, con pasaje gratis canjeado a través del programa BusPlus. El pasaje de Esquel a El Bolsón, lo compré telefónicamente con 20% de descuento, lo mismo que el de El Bolsón a Bariloche.
El traslado desde el aeropuerto a Bariloche y desde Bariloche al aeropuerto, con la tarjeta SUBE tiene un costo de 6 pesos.
La visita al Parque Nacional Los Alerces, la realicé en el bus de Transporte Esquel pagando 75 pesos el pasaje hasta Lago Verde, y después de haber pasado todo el día en el Parque, hice dedo y una pareja me llevó de regreso a Esquel.
El tramo Esquel-Trevelin lo hice en colectivo de línea, y Trevelin la recorrí en bicicleta. Pensaba alquilarla, pero me la prestaron. Una de las opciones tradicionales en esa pequeña población es tomar el té galés, pero es algo de lo que se puede prescindir. La panadería de la otra cuadra tiene exquisiteces más accesibles y alcanzan para endulzar la tarde.
En Bariloche, el Marco Polo Inn es un hostel con una gran rotación de gente, hay habitaciones mixtas, o sólo de mujeres, en temporada baja suelen incluir la cena gratis, y la tarifa es de las más accesibles. La visita al Cerro Campanario se puede hacer en colectivo hasta el inicio del sendero y desde ahí hacerlo caminando en lugar de pagar los 140 pesos que cuesta la aerosilla. El Circuito Chico, el Llao Llao, tambièn se pueden hacer en colectivo, así como muchas otras caminatas y visitas a lugares turísticos como Colonia Suiza. En Esquel, en el hostel Casa del Pueblo, apenas si compartí la habitación con otra persona. En El Bolsón. el Hostel Mandala es un hostel de lujo a un precio super económico, con todas las comodidades, y también prácticamente sin compartir la habitación. Queda a 2 kilómetros del centro, pero buena parte del trayecto se puede hacer a dedo.
En El Bolsón las excursiones las realicé parte en colectivo, parte caminando y parte gracias a la generosidad de la gente que se ofreció a llevarme. a veces espontáneamente y otras a pedido mío.

lunes, 21 de septiembre de 2015

[‪#REFLEXION‬] El viaje y su magia

Hay magia en viajar. Para el viajero, para el amante de los viajes, cada trayecto nuevo es un proyecto, un anhelo, un desafío, una meta, un deseo hecho realidad. Es intriga, curiosidad, es expectativa, es incertidumbre, también algunas certezas, es oficio, es reconocerse a sí mismo en una nueva aventura.
El viajero propone, y el camino dispone. El destino, como destino, marca también un rumbo. Y hay tantas cuestiones puestas en juego que el viaje no es sólo un viaje, es un conjunto de circunstancias, y es un camino que definitivamente se construye mientras se transita.
Hay múltiples formas que adquiere un viaje, según el estilo de cada viajero. Y no importa cuál sea la modalidad elegida, lo importante es todo lo que se pone en juego. El universo todo parece influir en cada itinerante y en cada itinerario. Y hay magia en eso.
Por alguna razón todo parece ponerse en juego para hacer que la experiencia del viaje resulte de acuerdo con lo esperado, o no. El viajero sabe de esos misteriosos designios, y lo más probable es que capitalice todas sus vivencias anteriores y las potencie para enfrentar el desafío que la travesía propone. Saber adaptarse es parte del aprendizaje.
A veces no hay que insistir, las condiciones estarán mejor dadas en el futuro. En otras ocasiones se tratará de encontrar la mejor solución a los obstáculos. El viajero intuye cuál es el camino a seguir.
Y parte de la magia del viaje, es que siempre da revancha.
El viajero siempre está dispuesto a viajar. No termina una ruta que ya está pensando en otra. Y esa continuidad es como un hechizo que nadie quiere romper. Es el encanto que convierte al viajero en adicto al camino y hace al viaje parte de su identidad.
No se trata sólo de bonitos paisajes, se trata de experiencias, de la interacción, el intercambio, el contacto con la naturaleza, con la cultura, con otras personas y con el propio ser. Es un dar y recibir. Es estar dispuesto a la magia, a la sorpresa. El viajero se entrega al viaje y eso ya dibuja una sonrisa en su rostro que es como una huella, una marca de su paso en el camino que lo lleva a la felicidad.
El universo sabe, es el hechicero que conspira a favor de los buenos vientos y las buenas rutas.


sábado, 12 de septiembre de 2015

[‪#LIBRE‬] El viaje como cable a tierra

Hay muchos tipos de viaje. Hay viajes largos, indefinidos, improvisados, de conocimiento, de exploración, de aventura. Hay viajes cortos, escapadas de uno o dos días. Hay viajes de descanso y otros de mucha actividad.
Este viaje era un viaje de reflexión, de esos que son un cable a tierra, para bajar un cambio, cargar las energías y seguir. Los viajes más entusiastas quizá sean aquellos llenos de actividades y con muchas cosas por descubrir, conocer, recorrer. Pero a veces sucede que es necesario viajar para no hacer nada, para sacarse el traje de la rutina y entregarse a lo que el lugar del destino proponga.
Para esta tipología de viajes son preferibles los viajes a lugares cercanos. Permiten llegar rápido y aprovechar más el tiempo para relajar, despejar la mente y descansar. Mar del Plata es una opción perfecta para eso. Está cerca de la ciudad de Buenos Aires,  es atractiva y tiene todas las opciones para adentrarse en la burbuja de una rutina distinta.
En Mar del Plata se puede hacer todo o se puede hacer nada. Está llena de teatros, cines, galerías comerciales. Está el Casino, la peatonal, innumerables bares y restaurantes, y los exquisitos churros de Manolo.
Pisar la Rambla, recorrer con la vista los tradicionales edificios del Casino y el Hotel Provincial, saludar a los estoicos lobos marinos que forman la postal típica de La Feliz, es una forma de plantar bandera y decir "estoy aquí". Y es que de tanto visitarla, ya es como estar en casa, pero con un aire distinto. Un aire marino que da la bienvenida y que invita a recorrer las playas.
Un convite así no se puede rechazar, porque al fin y al cabo es lo que uno va a buscar. Ese ir y venir de las olas, la espuma de las orillas, la arena húmeda. En temporada baja tiene además la magia de la soledad, esa distancia de las muchedumbres abrumadoras del verano peleándose por un fragmento más de playa.
"Hola", saludar al mar, a la ciudad, es como una forma de agradecimiento por el cobijo. Es como un ritual necesario para vivir una experiencia amena, amigable, y aunque reiterada en otras ocasiones, finalmente única.
Uno, dos, tres pasos. y ya se inicia la caminata, larga caminata donde no hay nada más que ese momento. La brisa, el vaivén, el sonido de las olas jugando con el viento, el estrellarse del mar contra las rocas, alguna gaviola cercana, alguien llamando a su perro. Cada pisada es una huella en la arena, silenciosa, como los pensamientos que vuelan y se arremolinan al ritmo de esa dinámica costera.
Una botella plástica semi enterrada, papeles de caramelos y galletitas, un envoltorio de cigarrillos, muchas colillas, restos de tanza y entonces los pensamientos que viajaban hacia latitudes diferentes, recalan en cada uno de los "presentes" que otros dejaron en la arena como huella de su presencia. Y entonces surge la pregunta, por qué las personas no cuidaríamos las playas, el ambiente donde nos movemos, y especialmente de los sitios a los que siempre queremos volver.
El Torreón del Monje es parte de la tradición de un paisaje que no sería el mismo sin su presencia. El paredón que está frente a la construcción reproduce algunas imágenes que representan a ese habitual sitio marplatense que en su interior no sólo alberga un restaurante si no también galería de exposiciones y casas de artículos artesanales. Los murales son muestras de artistas callejeros, y es que según anunciaron en las noticias, la ciudad busca reconocer la importancia que tiene en su ámbito la cultura callejera de grafiteros y skaters.
Unos pasos más allá se extienden los puestos de la feria artesanal que fuera de temporada sólo exhibirán sus objetos los domingos. Frente a los puestos, el mar golpea con intensidad en las rocas. A veces llega a salpicar la vereda. Por allí circulan caminantes, paseantes ocasionales, algunos que se sientan a tomar mate, pescadores. otros corren. La dinámica se da a lo largo de toda la costanera. En Playa Varese se sumarán también los que practican surf y otros deportes acuáticos.
Cabo Corrientes es uno de los puntos panoràmicos que nos permiten una linda postal de la ciudad. Además el viento sopla con un poco más de intensidad y uno se siente abrazado por el ambiente marítimo. En Playa Chica dos jardineros cuidan el pasto y colocan plantines que estaràn plenos de flores en la primavera. Bahía Bonita era un restaurante que tenía una espectacular vista del mar, y fue el sitio donde pasé por lo menos dos cumpleaños. Con nostalgia, descubrí que ya no funcionaba. En la esquina está todavía en construcción una de las torres que se sumarán al listado de los grandes edificios, obra del Arquitecto Cèsar Pelli. La escala siguiente es Playa Grande, internarse por el espigón, y avanzar por ese territorio que es conquista de los pescadores.
Descubrì Mar del Plata de grande, pero la ambicionaba desde mucho antes. En la televisiòn siempre transmitìan los programas de verano desde esta ciudad balnearia y cada primero de año, los noticieros, como ahora, siguen mostrando al primer turista que llega a la ciudad. Mar del Plata era como ese lugar al que habìa que ir. El Hotel Costa Galana me trae recuerdos. Pienso en mi amigo Facu, con el cual compartimos algunos viajes y quien se siente tan en casa como yo en Mar del Plata. Quizà èl inclusive sea mucho màs casero puesto que èl si pasaba sus veranos en La Feliz. Y no sòlo eso, tambièn estuvo en las tribunas de la gente que se acercaba a presenciar los almuerzos de Mirtha Legrand.
La caminata se prolonga hasta el Puerto. Allí se puede comer en alguno de los reconocidos restaurantes, también embarcarse para dar un paseo en el Anamora, ir hasta la Reserva de Lobos Marinos, continuar hasta el Cristos y obtener una de las panorámicas más completas de la ciudad, o simplemente sentarse a observar las barcazas anaranjadas y los lobos marinos que se tiran a tomar sol y que son un gran atractivo para las cámaras de los turistas. Algunos puestos de ventas de recuerdos, pescados en conserva, y algunos negocios de venta de comidas rápidas al paso, donde son imperdibles las rabas.
Caminar mucho, ida y vuelta. En el regreso pasear por la peatonal, visitar la plaza y obviamente tomar una foto del calendario floral, darse una vuelta por la catedral, y por qué no, obtener a pocos metros de allí, una entrada para el cine para la noche.
El día dos es todo de las playas del sur, esas que están pasando el faro. Como un anticipo de la primavera, es una jornada llena de sol. Cómo reprimir el deseo de quitarse el calzado y hundir los pies en la arena tibia. Caminar por la orilla por esas playas prácticamente desiertas, y dejar que los pies tomen contacto esa tentadora espuma que llega hasta las orillas. El impacto del agua helada es fuerte, pero al cabo de unos segundos, el cuerpo se acostumbra. Caminar, sentarse a contemplar el paisaje, volver a caminar, dejar los pensamientos volar junto a las gaviotas, así hasta llegar a la última de las playas. Después, volver a calzarse y desandar el camino. Para la hora del regreso, ya el sol está pidiendo permiso para irse a sus aposentos y el viento se vuelve más frío.
Antes que el reloj marque el horario para ir hasta la terminal, vuelvo a recorrer sitios que ya he recorrido antes. Vuelvo a caminar a orillas del mar. Pienso en que la escapada ya se termina y no hice nada. Y es que concluyo que entonces el objetivo está cumplido. Era un viaje para no hacer nada. Era un viaje en soledad, con muchos pensamientos ávidos de expresarse, y con ansias de reencuentro con aquellos lugares que dignos de esta ciudad, conforman más de un recuerdo feliz.
Hay muchos lugares a los que me gustaría volver, y hay algunos con los que de hecho, he tenido la fortuna de reencontrarme. Pero sin dudas, Mar del Plata es uno de los lugares a los que volvería una y otra vez. Entonces me pregunto, si todas las personas tendrán un lugar con el cual sientan la conexiòn necesaria para tender su cable a tierra. Pienso, y me imagino a qué lugares irán las personas y por qué podrían elegirlos. Y en eso estoy mientras el bus me lleva de regreso a la ciudad de la furia.