Fue un deseo. Luego un decreto. En mi última visita a Bariloche
había soltado una frase que después se convirtió en una meta, en un objetivo.
En ley. "La próxima vez que venga, voy a hacer el cruce andino por los
lagos".
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Bariloche |
Así fue. Bariloche es una ciudad que me encanta, que adoro porque
sus calles siempre me invitan a transitarla y porque sus paisajes siempre me
sorprenden. Pero mi paso por sus arterias, en esta ocasión no eran el motivo
principal de mi viaje. Volví a la ciudad como punto de partida y punto de
regreso de un deseo que había expresado para que el universo hiciera lo suyo. Y
lo hizo.
Contraté el cruce andino a
través de los lagos Nahuel Huapi, Frías,Todos los Santos. Además de conocer
esos escenarios naturales que adivinaba maravillosos, el cruce además era el
paso necesario para seguir camino hacia la Isla de Chiloé.
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Bariloche |
Habitualmente un viaje me conecta con otro viaje. Es como si fuera
mi propia semiótica de los viajes. Podría decir que un viaje me remite a un
viaje o un conjunto de viajes. En fin, esa cadena de viajes comenzó a gestarse un
tiempo antes. Cuando estaba en Valparaiso, el guía del free walking tour nos
llevó a observar algunos murales que hablaban de la problemática ambiental en
la isla. Frente al diseño colorido que dejaba expuesto sobre el muro temáticas
como el impacto de las industrias madereras, las salmoneras y los intereses
económicos contrapuestos a la preservación, mi interés por conocer la isla
comenzó a despertarse.
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Bariloche |
Volví a Bariloche. Emocionada, como siempre que vuelvo. La
observé, la caminé todo lo que pude en el poquito tiempo que tenía antes de
lanzarme a la aventura a través de los lagos. Anduve por las orillas del Lago
Nahuel Huapi como si fuera la primera vez que lo veía. Y también con la emoción
del reencuentro. Estar otra vez en el mismo lugar que te asombró alguna vez y
que te siga asombrando me resulta mágico. Tomé el bus que me llevaba al Hotel
Llao Llao sólo para recorrer sus alrededores. Visité la capilla de San Eduardo,
luego caminé hacia el lago por calles rodeadas del amarillo intenso de las
retamas que no podían más de tan florecidas. La pasividad y la belleza son una
combinación que sólo puede dar por resultado la satisfacción de estar donde uno
quiere estar en el momento que tiene que estar.
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Bariloche |
Al día siguiente me estaba embarcando en un catamarán que me
llevaría a navegar por el Nahuel Huapi. Entonces vinieron los recuerdos de
viajes anteriores en los que había realizado ese mismo circuito. Otra vez a
observar las costas con sus murallones enormes, los bosques andinos, las
gaviotas que son las estrellas del paseo. Todos quieren la foto con la gaviota
llevándose la galletita que le ofrecen los turistas. No es una práctica con la
que esté de acuerdo, pero confieso que el comportamiento repetido de las aves,
tan próximo, llama mi atención.
Una vez que llegamos a Puerto
Blest, un bus nos llevó hasta la siguiente embarcación con la que navegaríamos
el Lago Frías. Sus aguas color verde espeso, los cerros que lo rodean, el
avistaje de cóndores, todo es tan hermoso como fresco. Luego, continuaba un
recorrido en bus por una ruta de ripio, estrecha y sinuosa y con una vegetación
asombrosa, propia de la selva valdiviana. El paisaje a través de la ventanilla
llena el corazón de expectativas. Mientras dura el viaje, la mente viaja
también. Explora las imágenes que devuelve el panorama y va mucho más allá.
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Bariloche |
Hubo que realizar los trámites migratorios para realizar el cruce
de la frontera y nos dieron tiempo libre para almorzar o para recorrer los
jardines, el viejo hotel de Peulla, la cascada. También estaba la posibilidad de ir
caminando hasta el puerto desde donde embarcar el catamarán que nos llevaría a
navegar por el Lago de Todos los Santos. Durante la navegación, fue posible
observar la belleza del lugar y la majestuosidad de algunos picos de la
cordillera, entre ellos el Volván Osorno. Mientras todo transcurre, es imposible no pensar en la belleza del lugar, lo pequeño que es el ser humano frente a tan inmenso paisaje. La composición escénica es tan increíble que el universo entero resulta una quimera. La imagen de los picos nevados se ven tan cercanos y lejanos al mismo tiempo. Hay tanto de fantasía y de realidad en ese fragmento mágico del viaje.
Luego del desembarco, un bus nos llevaría hasta Puerto Varas, el
punto final del recorrido. El cruce de los lagos no puede hacerse de ida y
vuelta en el mismo día. Por lo general, quienes eligen hacer el circuito, se quedan una o dos noches en territorio chileno.
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Lago Nahuel Huapi |
Puerto Varas tiene una hermosa
costanera sobre el Lago Llanquihue. Es una población pequeña y tranquila. Y muy
atractiva. Es bella. En sus construcciones se leen las huellas de la
inmigración alemana que se afincó en sus tierras. Pasear por sus calles es como
meterse en una película del pasado. Sus fachadas, sus recovecos, invitan a
andar y andar. Entre sus iglesias, la del Sagrado Corazón es un punto de
interés indiscutido. Su cúpula rojiza se eleva sobre las demás construcciones.
Son muchos los turistas que llegan a conocerla pero también muchos los locales
que se congregan para presenciar la misa.
La plaza principal es un punto clave de reunión. Cerca de allí, un
bus me llevaba a Frutillar, otra población digna de admiración. El paseo a
orillas del lago es exquisito. Un muelle invita a transitarlo, a contemplar el
Volcán Osorno, e intentar un buen retrato.
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Lago Todos Los Santos |
Además de las fachadas de las casas, los jardines cuidados y
coloridos, las casas de comida típica alemana son una gran imán. Las tortas y
los chocolates son una tentación irresistible. Nadie puede irse del lugar sin
probar algún bocado.
En Puerto Varas hay una
terminal de buses. Sin embargo, tomé un transporte local hasta Puerto Montt y
desde allí otro bus. A poco de iniciado el viaje, el ómnibus subió a una balsa
que nos permitió llegar a la Isla. Una vez en tierra, se desplazó por un
paisaje rural que se prolongaba a ambos lados de la ruta. Unas tres horas más
tarde, estábamos llegando a destino, la ciudad de Castro.
Había visto algunas fotos, pero
la realidad siempre te supera. La dinámica de la ciudad era ajetreada como la
de cualquier ciudad principal. La plaza estaba muy concurrida en el atardecer
de un día agradable. Muchos niños y adolescentes jugando y reunidos en plena
charla. Vendedores de globos y confituras. Sencillez y dinamismo, todo junto.
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Puerto Varas |
La Isla cuenta con numerosos puntos de interés. Idealmente se
recomienda alquilar un vehículo. Aunque hay una terminal de buses municipal
desde donde parten diversas líneas de transporte. El Muelle de las Almas es uno
de los sitios más promocionados, junto con la visita al Parque Nacional. El bus
transita por calles asfaltadas hasta que luego toma un camino de ripio. Se
detiene en un páramo donde hay una caseta en la que se paga un ingreso. El
vehículo nos espera. Es una mañana fría y brumosa. A lo lejos se divisa el mar.
Luego, cuando todo el contingente está nuevamente a bordo, el chofer retoma la
marcha. Nos conducirá hasta el punto de inicio del sendero que nos lleva al
Muelle de las Almas.
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Iglesia Sagrado Corazón Puerto Varas |
El nombre del sitio suena
enigmático y despierta curiosidad. Muchos de los que viajan en el bus no saben
muy bien hacia dónde nos dirigimos. Yo tampoco. Sólo seguí la recomendación de
la dueña del hostel. Me dijo que tenía que ir porque era un sitio muy bonito. Y
solo eso. Así que hacia allá fui. Hacía mucho frío. La caminata hizo que poco a
poco empezara a entrar en calor. Había un buen trecho para caminar con subidas
y bajadas. Agotadoras, pero el paisaje era un incentivo. Desde lo alto, observamos
el muelle, y en un letrero se relataba la leyenda que dio nombre al lugar. Se
trata de un relato ancestral en el que las almas esperan allí ser llevadas a su
destino final.
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Frutillar |
Los puntos panorámicos ofrecen
postales asombrosas. Descendiendo, se encuentra el muelle, obra del artista
chileno Marcelo Andrés Orellana Rivera. Y más adelante, un apostadero de lobos
marinos. El lugar es fantástico, y ofrece una conexión espiritual con el
universo que es imposible no sentirse un privilegiado. Al regreso, el bus aguarda
a todos los viajeros y nos llevará hasta el Parque Nacional. Allí, hay que
pagar un acceso que permitirán el recorrido por los distintos circuitos. El
camino de las dunas llevaba a orillas del mar, mientras que otros nos conducían
a recorrer los diferentes estratos de vegetación, desde los arbustos hasta los
bosques fríos.
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Castro Isla Chiloe |
El Parque tiene una pasividad
natural que invita a recorrerlo en modalidad slow. El tiempo pasa mientras la
vista se pierde entre las olas que vienen y que van. Los más intrépidos, se
animarán al chapuzón en el mar. Otros simplemente se sentarán largo rato en la
arena a contemplar. El clima es cambiante como en toda la región patagónica. Si
bien está fresco, el lugar hipnotiza. La caminata por el sendero a través del
bosque frío nos sumerge en una humedad intensa donde los musgos y hongos se
expresan ampliamente. Las aves se ocultan entre las ramas y regalan su canto.
El piqueteo constante de los carpinteros pueden sorprendernos en cualquier
momento. La tarde transcurrió lentamente. Cuando llegó el momento de partir ya no quedaba nadie en el interior del Parque.
Hubo que esperar la llegada del último bus para emprender el regreso. Mientras esperaba, las aves parecían aprovechar el atardecer para salir a deslumbrar con su colorido y su canto. En eso estaba cuando vi acercarse el bus. La estancia en la isla apenas
comenzaba, y ya me había dado argumentos suficientes para sentirme feliz porque el universo se había hecho eco de mi petición, y una vez más había conspirado a mi favor.
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Cruce andino |
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Cruce andino |
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Cruce andino |
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Parque Nacional Vicente Perez Rosales |
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Monte Tronador |
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Peulla |
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Peulla |
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Peulla |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Puerto Varas |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Frutillar |
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Cruce hacia la Isla Grande de Chiloé |
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Cruce hacia la Isla Grande de Chiloé |
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Entrada Muelle de las Almas |
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Chiloé |
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Bus hacia el Muelle de las Almas |
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Muelle de las Almas |
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Muelle de las Almas |
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Muelle de las Almas |
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Muelle de las Almas |
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Lobería |
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Muelle de las Almas |
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Muelle de las Almas |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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Parque Nacional Chiloé |
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