domingo, 26 de abril de 2015

[‪#‎INFOTURISTICA‬] Paraje La Angostura, Villa Pehuenia


Villa Pehuenia es una de las aldeas de montaña más lindas de la Patagonia argentina. Está rodeada de montañanas y lagos de origen glaciario, además de un milenario bosque de araucaria araucana, también conocida como pehuén, que le da nombre al lugar.
Está ubicada en la provincia de Neuquén, a 214 kilómetros de San Martín de los Andes. El sitio es perfecto para descansar y disfrutar de la belleza natural del paisaje.
El lago Aluminé es el eje alrededor del cual se desparrama el caserío, apenas un escaso número de habitantes, que aseguran una estadía de tranquilidad y relax. Hay cabañas y campings, y una escasa oferta hotelera, ya que el desarrollo turístico no es muy amplio.
El centro de la Villa es de apenas unas pocas cuadras. En la calle principal, de una cuadra y media, se concentran la mayoría de los negocios, incluidos cafés y locales de comidas. La plaza cuenta con el espacio suficiente para que se establezcan los puestos de artesanías.
Hay miradores, y está el volcán Batea Mahuida, que es un centro de actividades de invierno, entre los principales puntos de interés turístico. Existen varios circuitos de trekking, pero requieren de la compañía de un guía ya que no están señalizados, y se utilizan las huellas dejadas por el paso de los animales.
Conífera de la época de los dinosaurios, el Pehuén es sin dudas el protagonista por excelencia. Su presencia se impone en cada rincón con su figura erguida y sus ramas que se arquean en dirección al cielo. Puede llegar a medir 50 metros de altura y vivir cientos de años. Su fruto, el piñón, era utilizado por los pueblos originarios para producir harina y elaborar alimentos. En la actualidad es posible encontrar productos y conservas realizadas a base de piñón.
El Paraje La Angostura, es el punto en el cual confluyen los lagos Moquehue y Aluminé. Un puente permite atravesar el curso de agua que los une. Es el punto desde el cual parte uno de los circuitos del Sendero Huella Andina, que propone un trekking de dificultad media, con una duración de 6 horas, atravesando bosques de araucarias, lengas, ñires y cipreses. A unos cinco kilómetros hacia el sur, se encuentra el territorio ocupado por la comunidad mapuche Puel, que tienen a su cargo, un camping agreste. Más allá se extiende el circuito de las Cinco Lagunas. Además de trekking, se pueden realizar cabalgatas y travesías en kayak.
Los primeros habitantes fueron los Pehuenches, perteneciente al grupo de huarpes que eran originarios del centro de Neuquén y sur de Mendoza. Más tarde se mezclaron con los araucanos provenientes del sur de Chile y adoptaron sus costumbres. Eran cazadores y recolectores. Luego de la campaña desarrollada por la conquista de las tierras en manos de los pueblos nativos, se establecieron puestos militares. Fue el ferrocarril que llegó hasta Zapala en 1914, permitió conectar a la región con el resto del país.
Se accede a Villa Pehuenia tanto desde Zapala como desde Aluminé. Hay que tener siempre presente consultar el estado de las rutas, y en invierno es obligatorio circular con cadenas. La empresa Albus realiza el trayecto desde Neuquén.
Villa Pehuenia es un lugar pequeño, hermoso, mágico. Todo el que llega, queda definitivamente encantado.







jueves, 23 de abril de 2015

[‪#‎BIBLIOTECAVIAJERA‬] Letras Luz Metamorfosis en verso y prosa

Es un libro pequeño. Íntimo. Suelta las palabras como si se tratara de un secreto, en un clima de confianza, de complicidad. Como una flor que se abre lentamente hasta mostrar todo su esplendor, las páginas son un recorrido interior con vaivenes de confusión y claridad.
Tormentas profundas, relámpagos fugaces, ensordecedores truenos que resuenan como un eco constante. Decisiones que empujan a acciones y cambios que se vuelven necesarios, urgentes, inevitables.
Palabras. Frases. Textos. Como cartas tiradas sobre la mesa para mostrar el producto del azar, el artificio del mago, o la habilidad del jugador, así se desparraman los relatos que en verso y en prosa cuentan el camino de la transformación cuando se elige cambiar el rumbo. Abandonar ciertos preceptos establecidos, soltar los mandatos, abrazar la libertad, y lanzarse a concretar sus sueños. Todo eso se refleja en un libro que le permite al lector elegir seguir la secuencia de la linealidad de los capítulos, o empezar por cualquier lugar, como un nómade que viaja entre las páginas a su antojo. En este caso, el orden de los factores, tampoco altera el producto.
Letras Luz es el título del libro con el que Jimena Sánchez cuenta su propia metamorfosis. Ella decidió darle un giro a su vida. Renunció a su trabajo y se entregó a un desafío tan exigente como satisfactorio. No tenía experiencia como deportista ni era una cicloviajera hasta que la propuesta se presentó frente a ella. Unir las distancias que separan Ushuaia y La Quiaca a través de una larga travesía en bicicleta.
Aferrarse a un impulso, un deseo, y asumir el compromiso de concretarlo. Animarse. Vivir una aventura increíble y volver, con las dificultades que eso implica. Enfrentarse al después. Afrontar una nueva batalla. Ganar y perder. Aceptar que cuando se lucha por los sueños, el resultado final seguro es una victoria. Jimena eligió una vida de viajes, y en esa elección, el universo ya conspira a su favor.
El libro es una edición limitada. Se consigue a través del blog  La Vida de Viaje.

lunes, 20 de abril de 2015

[‪#‎DIARIODEVIAJE‬] En busca de los alemanes del Volga

Durante un viaje a Diamante, en Entre Ríos, nos habían recomendado visitar la colonia de alemanes del Volga donde podíamos recorrer el lugar y degustar platos típicos. Lo cierto es que por restricciones de tiempo, no pudimos hacerlo. Pero la propuesta nos llamó la atención, tanto que decidimos googlear a ver con qué nos encontrábamos. Así nos enteramos que un grupo de germanos allá por fines del siglo XVIII se habían afincado en las tierras del bajo Volga a partir de la oferta realizada por la emperatriz Catalina II de Rusia.
Trabajaron intensamente en la zona, soportando largas jornadas de trabajo, pero conservando sus costumbres y tradiciones. Un siglo más tarde, debido a un cambio en la política gubernamental que derivó en cambios en las condiciones de vida generó que muchos de los integrantes de estas colonias emigraran con destino a América. Principalmente se establecieron en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Uruguay y Argentina.
La política de promoción de la inmigración impulsada por el presidente Avellaneda, motivó la llegada de los alemanes provenientes de la región del Volga. La primera colonia se estableció en Hinojo, a fines del siglo XIX.
Un lugar que llevara el nombre de Hinojo, ya nos llamaba la atención. Más tarde nos enteramos que efectivamente, como lo suponíamos, tal denominación tenía relación con las plantas de hinojo que crecían a orillas de las vías. Conocer la historia de los alemanes del Volga, sumaba interés, así que hacia allá nos dirigimos.
Sabíamos que se trataba de una población pequeña, habitualmente fuera del mapa de los lugares turísticos y no buscábamos encontrar mucho más de lo que encontramos. Construcciones bajas, casas austeras, una plaza principal, la iglesia, la oficina municipal, el club social y deportivo, la estación del tren.
Hinojo está ubicada a 20 kilómetros de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires. Fue fundada en 1887, como muchos otros pueblos, surgió a partir de la llegada del ferrocarril. Después, la actividad económica creció a partir de la actividad minera. Su fundador fue Juan Ángel Bardi, cuya casa es en la actualidad uno de los museos de la localidad. Otro de los museos está ubicado en el edificio de la vieja estación del tren.
Un edificio que nos llamó la atención fue el de la Biblioteca Popular Sarmiento. Destaca del resto por lo llamativo de su arquitectura frente a las casas vecinas. Es una vieja casona que fue construida con el propósito de dar albergue al material bibliográfico que podría ser consultado por toda la población. Algunos de sus libros más antiguos que forman parte de su humilde patrimonio conforman un tesoro que ya no está disponible para el préstamo.
Entramos, y nos atendió un joven  bibliotecario llamado Marcelo, que nos contó que el lugar es utilizado por los chicos que a veces van a hacer sus tareas, y algunos adultos que conservan el hábito por la lectura. Dijo que el mobiliario fue realizado especialmente para la biblioteca por los internos de la cárcel de la población cercana de Sierra Chica, y contó que gran parte de la población tanto de Hinojo como de Colonia, vive del trabajo relacionado con el Servicio Penitenciario. Si bien en Hinojo no había mucho para ver, nos recomendó visitar el primer y antiguo horno de cal, cuyas ruinas estaban a pocas cuadras de la estación, y sacar fotos a los vagones abandonados. Le hicimos caso, y encontramos derruidos, viejos esqueletos dejados a su suerte a la vera de las vías. Sin dudas, los vagones son parte del paisaje de Hinojo.
A cinco kilómetros, se encuentra la Colonia Hinojo, el lugar donde se concentran los descendientes de alemanes del Volga.  Hicimos el trayecto caminando, mientras a nuestros costados veíamos sucederse campos y viviendas rurales.
Llegamos a Colonia Hinojo, donde pudimos ver el Colegio, la Iglesia, la plaza, el museo y algunas casas de té. Cada año tiene lugar la celebración de la Fiesta del Kreppel, un bocado típico y tradicional de esta colectividad. La festividad es motivo de convocatoria de agrupaciones provenientes de colonias de otras localidades, y donde las vestimentas y comidas típicas inundan las calles con su mística germana. Quisimos comprar keppel aún cuando la fiesta ya hubiera pasado, sin embargo, no fue posible. Entramos a la única panadería que había, y la señora que nos atendió muy amablemente nos contó que al no tratarse de un sitio turístico, normalmente el keppel se consigue en la festividad o en las casas de té, que sólo abren los fines de semana con una frecuencia variable, lo mismo que la cervecería artesanal ubicada a unas cuadras y que es "el" lugar donde salir a tomar algo.
Como no nos queríamos ir sin probar algo típico, compramos una tarta rusa recién elaborada. Una masa semidulce con levadura, dulce de leche y una cobertura de masa dulce similar a la que llevan las tartas de manzana. La señora de la panadería nos explicó que la receta original lleva una pasta dulce cuya elaboración artesanal requiere de mucho trabajo, y que en su versión local, decidieron reemplazarla por dulce de leche. Como quiera que sea, nos resultó exquisita.
Si bien no fue mucho lo que pudimos ver, nos fuimos satisfechos de lo que encontramos. Lugares pequeños, inmersos en sus propias dinámicas, conservando sus propios rasgos, con una fuerte impronta marcada por el tren y el campo, y también un vínculo estrecho con la minería y más tarde con el penal. Y por supuesto, la amabilidad de las personas con las que nos cruzamos, y la espontaneidad de los chicos que nos pedían que les sacáramos fotos.
Salir en busca de los alemanes del Volga fue sólo una excusa, el resultado, una linda experiencia.
Biblioteca Sarmiento - Hinojo

Biblioteca Sarmiento - Hinojo

Casa Museo Familia Bardi

Esquina de Hinojo

Horno de cal - Hinojo

Hinojo

Hinojo


Hinojo

Hinojo

Hinojo

 Hinojo

Colonia Hinojo

Hinojo

Colonia Hinojo

Colonia Hinojo

Colonia Hinojo


Colegio, Colonia HInojo

Punto de reunión alemanes del Volga - Colonia Hinojo


Iglesia Colonia Hinojo
 

Plaza Colonia Hinojo

Museo Colonia HInojo





Casa de té, Colonia Hinojo

















domingo, 19 de abril de 2015

[‪#‎BIBLIOTECAVIAJERA‬] Los viajes de Germán Sopeña

Germán Sopeña, periodista de extensa trayectoria en el Diario La Nación, era también un viajero recurrente. Además de andar por Europa y varios puntos del globo, tenía una relación intensa con la Patagonia, lugar que recorrió incansablemente.
La libertad es un tren es un relato de los viajes que el cronista realizó por motivos laborales, pero que le permitieron no sólo conocer diversos países, sino también gozar de su gran pasión por el ferrocarril.
En cada página, el lector conoce las estaciones, horarios, rituales, se sube a los vagones, cena en los coches comedor, duerme en los camarotes, viaja por toda Europa, y se deja sorprender en cada sitio con las anécdotas de Sopeña. Conoce el Polo Norte, se asombra con el sol de medianoche, se sumerge en una Polonia conflictiva de la década del `80, y finalmente se embarca en el Transiberiano, un itinerario extenso y fantástico a la vez.  Siguen China, Japón, Irak en plena Guerra del Golfo y Sudáfrica.
Más tarde es el turno de Estados Unidos, país en el que recorre los 5401 kilómetros entre Nueva York y San Francisco a través de las líneas Lake Shore Limited y el San Francisco Zephyr. Luego es el turno de Canadá, donde un nuevo viaje, esta vez en el Canadian Pacific lo lleva a superar las distancias de oeste a este, de Vancouver a Montreal, En América Latina puede recorrer en tren algunos tramos en Perú, Bolivia y Argentina.
A medida que se avanza en las páginas, el conocimiento de líneas férreas, trayectos que cubren, maquinarias que utilizan, y otros detalles, terminan por hacer que los lectores definitivamente se sumen a la liga de los amantes del ferrocarril.
Si a partir de La libertad es un tren, es imposible no amar los trenes. A través otros libros como La Patagonia blanca, viajes a los hielos continentales, y Memorias de Patagonia, crónicas, escenarios, personajes, el enamoramiento con esa región  del país (si no existía con anterioridad) será igualmente inevitable.
Semidesértica, fría, atrapante, desafiante, solitaria, ventosa, bella. Germán Sopeña no pudo escapar al hechizo de la Patagonia. Infinidad de veces recorrió la región, y sin dudas, se dejó atrapar absolutamente por su paisaje, por sus misterios, su atractivo.
Fue montañista amateur (inclusive intentó el ascenso al Aconcagua), y un entusiasta de los hielos continentales. Participó en expediciones uniendo en su recorrido varios tramos helados. Muchos de sus artículos periodísticos vinculados a esas experiencias cobran nueva vida en La  Patagonia blanca. Avanzar en la lectura es querer desear a cada momento estar recorriendo esos mismos lugares, disfrutar de esos paisajes, y anhelar transitar por esas mismas latitudes heladas. Otros de sus escritos que expresan en palabras sus vivencias por la zona cordillerana, especialmente desde El Calafate y El Chaltén hacia el norte de la provincia de Santa Cruz y Chubut, fueron publicados en diversos medios, y alimentan las Memorias de Patagonia.
Sus letras se acomodan como piezas de encastre en relatos que resultan cautivantes. Mientras que la pasión se evidencia en cada anécdota, en cada tramo recorrido, el oficio del periodista hace que la información sea consistente y la redacción fluida.
Germán Sopeña murió el 28 de abril de 2001 en un accidente aéreo cuando se dirigía nuevamente hacia la Patagonia, para asistir a la colocación de una placa y el izamiento de la bandera en el Parque Nacional Los Glaciares, en el mismo lugar que lo había hecho el perito Moreno por primera vez en 1873.
La Libertad es un tren, no se consigue en las librerías. En cambio, La Patagonia blanca y Memorias de Patagonia, son libros que se encuentran en mesas de saldos a precios muy accesibles. Si se llegan a cruzar con algunos de estos libros, su lectura es más que recomendable.



lunes, 13 de abril de 2015

[‪#‎INFOTURISTICA‬] Plaza Ernesto Tornquist

La plaza Ernesto Tornquist es el núcleo central de la localidad homónima, cabecera del partido. Fundada en 1883, el espacio público es el eje de concentración de la vida social. La localidad de Tornquist se encuentra a 52 kilómetros de Sierra de la Ventana y a 589 kilómetros del centro de la ciudad de Buenos Aires.
A su alrededor se encuentran la Municipalidad (edificio construido por el Arquitecto Francisco Salamone) y el Teatro Municipal Rodolfo Funke, una de las salas más importantes de la provincia, esta considerado patrimonio arquitectónico y cultural de la localidad.
La Iglesia Santa Rosa de Lima, con sus rasgos del gótico alemán con arcos de medio punto, bóvedas ojivales y techos pronunciados, se ubica en la plaza. Fue construida con materiales de la zona, y tiene vitrales traídos de Munich. En el templo reposan los restos del fundador de Tornquist y su esposa.
La plaza tiene una extensión de unas 4 hectáreas con jardines, esculturas, variadas especies de árboles y un lago artificial con patos y chorros de agua que alcanzan suficiente altura como para llamar la atención. El diseño del parque estuvo a cargo del paisajista Carlos Thays, el mismo que dejó su impronta en varios parques porteños como el Parque 3 de Febrero, y también en Rosario, Córdoba y Tucumán, por mencionar sólo algunos sitios.
El Arquitecto Salamone también intervino en el diseño de la plaza. La remodelación realizada al parque a fines de la década de 1930, incluye la creación de puentes sobre el lago, la habilitación de avenidas peatonales, y la incorporación de columnas de iluminación y bancos realizados en marmolina.
Desde Constitución, el tren con destino a Bahía Blanca hace su parada en Tornquist tres veces por semana. Desde allí también es posible hacer el traslado a las Sierras de la Ventana.













domingo, 12 de abril de 2015

[‪#‎BIBLIOTECAVIAJERA‬] El mejor trabajo del mundo según una cronista de viajes.

Viajar, viajar y viajar. ¿A quién no le gustaría viajar por todo el mundo, contar sus anécdotas y que le paguen por ello? Sin dudas, el trabajo es la excusa ideal para viajar sin culpas y despertar la curiosidad y el asombro del resto... y también -hay que decirlo-, algunas envidias. Es como ser la excepción a la regla. Mientras la mayoría de las personas trabajan gran parte del año para viajar sólo algunos días, pocos son los que parecen tocados por la varita mágica de un trabajo que lleve a tener una vida de viajes.
Carolina Reymúndez es una de esas personas privilegiadas. Es una periodista de viajes con una gran trayectoria, Licenciada en Comunicación y viajera desde muy joven. Escribió para importantes medios de diferentes países, y trabaja en forma independiente. En su libro cuenta cómo es tener esa vida semi nómade. Viajar gran parte del año, tener una rutina poblada de aeropuertos, terminales, estaciones, alojamientos de lujo con camas confortables o toda la variedad existente hasta llegar al otro extremo de las posibilidades (de hecho, adoptó el hábito de retratar las camas en las que durmió y con ese material publicó el libro Camas de hotel). Horarios, combinaciones, llegar y volver a partir. Armar, desarmar y volver a armar las valijas. Relaciones efímeras, acontecimientos importantes de los que hay que prescindir, ausencia constante. No ser de aquí ni de allá. ¿Es ese el mejor trabajo del mundo?
Los viajes marcan su propio ritmo y la regularidad de su ocurrencia hace difícil, para alguien que tiene el pasaporte siempre listo y que ha recorrido bastante del globo, abandonar ciertos rituales cuando no anda con las maletas a cuestas. 
Conocer nuevos lugares, interactuar con las personas, descubrir sus historias, conocer su cultura, su gastronomía, compartir experiencias, llenarse de anécdotas, encontrar lo esencial de cada momento, guardar en la retina bellos paisajes, llevarse aromas, sensaciones, sabores, sonidos.   
El libro contiene una selección de algunos artículos publicados en medios especializados. Es el resultado de un trabajo fantástico, pero también incluye una historia, un relato que se vuelve central, que permite ciertas reflexiones, confesiones, detalles acerca de cómo es esa vida. Y la realidad es que nada es tan maravilloso ni nada es tan malo. Es un trabajo que por momentos parece el mejor del mundo, y en ocasiones se hace complicado. Con sus pro y sus contras, la conclusión parece ser evidente.  
Carolina es editora del blog Viajes Libres, y dicta cursos virtuales. Su libro, El mejor trabajo del mundo según una cronista de viajes, se consigue en librerías. 

sábado, 11 de abril de 2015

[‪#‎INFOTURISTICA‬] Isla del Sol, Termas de Río Hondo.

Tara Inti, es un vocablo quechua que significa Isla del Sol. Aunque no goce de tanta fama como su homónima de Bolivia, esta porción de tierra sobre el Río Dulce también esconde sus tesoros. 
Así como un oasis se convierte en la tierra prometida para los beduinos en medio del desierto, la Isla del Sol es como una cajita de sorpresas que se abre en la provincia de Santiago del Estero.
La extensa costanera que bordea el curso del río es un lugar ideal para caminar, realizar actividad física y pasar un momento agradable contemplando el paisaje. A unos 3 kilómetros del centro de Termas de Río Hondo y a unos 700 metros de la represa, un puente peatonal es como una invitación. Cruzarlo es adquirir un pasaporte hacia un momento mágico.
La isla tiene una superficie de unas 17 hectáreas y además de una rica flora y fauna, alberga restos arqueológicos y una laguna con aguas termales. La Reserva Natural Urbana Tara Inti se recorre a través de unas pasarelas que están bien señalizadas y con referencias respecto de las especies vegetales y animales (en su mayoría reptiles y pequeños mamíferos) que la habitan. Se estima que alrededor de un centenar de especies de aves llegan cada año para nidificar en la isla. 
Aunque el recorrido no es muy extenso, la duración del paseo depende del tome que se tome cada visitante para disfrutar de la experiencia en contacto con la naturaleza. Los miradores actúan como excusas necesarias para tomarse un momento y dejarse llevar por los sentidos.
El acceso está permitido todos los dìas entre las 9 y las 17 hs. Aunque hay carteles indicadores, también hay guías y guardaparques que ayudan a la interpretación ambiental. En una visita a las Termas de Río Hondo, la Reserva de Tara Inti merece un lugar en la agenda de actividades.