jueves, 31 de marzo de 2016

[#INFOTURISTICA] Cinco recorridos en colectivo para hacer casi gratis en Bariloche

La Patagonia tiene lugares hermosos. Muchos de ellos parecen tocados por la varita mágica. Paisajes que parecen irreales, de fantasía. Son lugares inspiradores. Con ellos, viajar se vuelve una necesidad, una obligación, un deseo ineludible.
Desde hace un tiempo, ese anhelo forma parte del eslogan de la ciudad más popular de la patagonia argentina. Bariloche, ¡quiero estar ahí! es una síntesis de un deseo que crece y se contagia en el imaginario colectivo. Muchas veces, las ganas de visitar esa ciudad se choca contra la dura realidad de los precios. El alojamiento, el transporte, las excursiones, la gastronomía, al ser objeto de una fuerte y constante demanda, suelen sufrir el impacto en sus tarifas. 
Sin embargo, la gran oferta de servicios turísticos que presenta una ciudad tan grande como Bariloche, permite que haya opciones para todos los presupuestos. Los servicios de transporte público son una buena alternativa para hacer recorridos por lindos lugares sin gastar demasiado. Incluso, para los que llegan a la ciudad por vía aérea, el servicio de colectivo de línea realiza el tramo aeropuerto-centro a una tarifa insignificante, comparada con el costo de cualquier transfer.
Aquí, un listado de cinco recomendaciones para llevarse buenas tomas fotográficas sin necesidad de gastar una fortuna.

Cerro Campanario
Un sendero peatonal conduce a la cima de este cerro dueño de una de las vistas más hermosas de Bariloche. El circuito a pie evita el uso de la aerosilla, que si bien realiza el traslado hasta el mirador en pocos minutos, también requiere el pago por el servicio. Antes de llegar al punto de descenso, un fotógrafo ofrecerá una foto del momento, que también se suma al presupuesto. El camino peatonal, sin embargo, demandará un poco más de tiempo, pero será una buena excusa para realizar un trekking entre árboles de diversas especies y disfrutar del canto y compañía de los pájaros. Una vez arriba, se aprecia una cautivante vista de 360 grados, la cual se puede disfrutar largamente, sin ninguna prisa impuesta por los horarios de las excursiones.

Colonia Suiza
Este pequeño poblado de casitas pintorescas, de artesanos de la madera, y pequeños productores de cervezas y dulces. Ese refugio donde aún se elabora el curanto, un ritual gastronómico que dos veces por semana atrae la atención de los turistas con su particular forma de cocción. Se trata de un plato a base de carnes y verduras, colocadas en un pozo cavado en la tierra y cocidas con piedras calientes. Una tradición que se repite emulando una práctica frecuente entre los habitantes originarios de algunos poblados de Chile y los archipiélagos del Pacífico. 
En el pueblo, además, se puede visitar la feria de artesanías, las casas de regalos, las granjas dedicadas a cultivos orgánicos y producción de dulces, el Lago Moreno, un pequeño museo y la capilla.
Para llegar alcanza con tomar el colectivo de línea que realiza el trayecto desde el centro de Bariloche y deposita a los paseantes justo en el corazón del pequeño poblado. Con una frecuencia que circula cada hora, el colectivo es un medio de transporte económico y eficaz para visitar el lugar.

Lago Gutierrez y la Cascada de los Duendes
La línea 50 lleva hacia el paraje conocido como Los Coihues. El Lago Gutierrez es un protagonista indiscutido de ese rincón patagónico. A orillas del espejo de agua se abre un camino que conduce hacia la Cascada de los Duendes. La caminata, además de la actividad física, es una excusa para disfrutar de la naturaleza. El bosque es un refugio para escapar de la rutina, dejarse llevar por la música de los pájaros y las aguas que circulan lentamente entre las piedras y raíces de los árboles, hasta encontrarse finalmente con la imponente caída que motiva el paseo. Después, los más intrépidos, pueden continuar el ascenso hacia un mirador, y hacia Playa Muñoz y el Refugio Frey, que implica una distancia de 10 kilómetros, con una duración de la caminata de unas 5 horas.
En Villa Los Coihues también puede realizarse una visita al Museo Geológico y Paleontológico Dr. Rosendo Pascual. Un espacio privado cuyo muestrario fue armado con mucho trabajo y dedicación.
Si el clima está lindo, nada mejor que sentarse a orillas del lago y contemplar ese fragmento del universo, tomar mates y entregarse a la reflexión y el relax o simplemente dejar pasar la vida.

Parque Municipal Llao Llao
Muy cerca de Puerto Pañuelo y del hotel homónimo, se encuentra el Parque Municipal Llao Llao. En un entorno natural, y a 25 kilómetros de la ciudad, propone un paseo distendido y con varias alternativas.
La caminata se realiza por una serie de senderos interpretativos que enseñan mucho acerca de la flora y la fauna. El circuito circular, luego se prolonga en una caminata que lleva a un recorrido entre árboles y arbustos que conforman el bosque andino-patagónico. En el camino, se podrán apreciar algunas vistas del Lago Moreno y el Nahuel Huapi. Entre los sitios mágicos que se encuentran en este Parque están el Lago Escondido, y el cerro Llao Llao, de 1038 metros de altura, al cual se puede ascender también a partir de un circuito de trekking. Es imperdible la vista desde el Mirador Tacul, un lugar increíble que es capaz de dejarte un rato sin aliento. A Puerto Pañuelo y el Hotel Llao Llao, se llega en colectivo de línea.

Cerro Catedral
Un servicio especial cubre el trayecto entre el centro y el Cerro Catedral. Allí se puede recorrer la Villa ubicada a los pies de la montaña más emblemática de la ciudad. Realizar el ascenso en las cabinas dispuestas para tal fin tiene costo pero la vista desde las alturas vale la pena. El cerro puede visitarse todo el año, aunque es muy demandado en invierno por sus pistas  de esquí y snowboard. Si bien se puede alquilar equipamiento, tomar clases y realizar diversas actividades, también se puede subir para observar el paisaje o degustar algo rico en la confitería, desde donde también se pueden apreciar bellas postales.

El Cerro Otto es otro de los lugares típicos para visitar. Un transporte gratuito traslada a los paseantes desde el Centro hasta el punto en el cual se asciende al teleférico. Se paga el ticket para el ascenso y descenso, y luego el bus también realiza el traslado hacia la ciudad. Hay un sendero peatonal que lleva hasta la cima donde se encuentra la confitería giratoria, una galería de arte, y algunos pequeños circuitos de trekking.

Entre las excursiones más tradicionales se encuentra la de Circuito Chico. El recorrido a través de distintos puntos panorámicos puede hacerse a través del colectivo de línea a un precio muy accesible. Para los más aventureros existe la posibilidad de alquilar una bicicleta y poner a prueba su destreza en esos caminos con frecuentes curvas, ascensos y descensos. 

También en la ciudad hay opciones para visitar a muy bajo precio. Entre ellos el Museo de la Patagonia, que tiene una colección muy interesante sobre historia, ciencias naturales y etnografía, el Museo Paleontológico con un rico muestrario de restos fósiles, y el Museo del Chocolate. La Feria de Artesanos, ubicada a escasos metros del Centro Cívico, es una buena opción para conocer las artesanías y hacer compras.
Los más golosos pueden autoinvitarse a hacer un tour por las diferentes chocolaterías y realizar algunas degustaciones,  un programa ideal para pasar una tarde a pura dulzura y decidir luego en cuáles se van a comprar algunos presentes.

Desde la terminal de Bariloche, se pueden tomar micros con destino a El Bolsón, Lago Puelo, Villa Traful y Villa La Angostura. Se puede ir y regresar en el día y es una forma de realizar excursiones a bajo precio.

Bariloche es una ciudad especial. Tiene una escenografía que es pura fantasía. Poner un pie en esa ciudad y descubrir que se puede soñar con los ojos abiertos. Que cuanto más abiertos los ojos, más asombroso el paisaje. Es una ciudad que enseña que lo bonito se puede encontrar a la vuelta de cualquier esquina. Que para disfrutar del paisaje no hace falta gastar una fortuna. Y que los viajes en colectivo no sólo permiten ahorrar, sino tambièn conocer parte de las rutinas de los lugareños, internarse en sus calles, y descubrir similitudes y diferencias en los modos de vida. Es una ciudad mágica que con su hechizo encanta a todos.



















jueves, 24 de marzo de 2016

[#INFOTURISTICA] Mar Chiquita

El Partido de Mar Chiquita, en la provincia de Buenos Aires, abarca a varias localidades como Santa Clara, Mar de Cobo, Atlántida, Camet Norte y La Caleta. El ambiente ameno, sus playas tranquilas, el mar constante bañando sus costas, son algunos de los rasgos que caracterizan a estas poblaciones.
Desde Mar del Plata, se recorren 30 kilómetros hacia el norte hasta llegar a Mar Chiquita. La empresa de colectivos 221 mantiene una frecuencia limitada que llega hasta Mar de Cobo y Mar Chiquita.
La particularidad de esta población costera radica principalmente en su albufera, una laguna litoral separada del mar por una barrera de arena. Esta albufera se nutre de las aguas del mar y también de la cuenca continental de agua dulce, alcanzando una superficie de 45 kms2. Este accidente natural es único en Argentina, y ya eso lo convierte en un atractivo. Por sus particularidades, está considerada Reserva Natural de Biósfera por la UNESCO.
¿Qué hay en Mar Chiquita? Esencialmente tranquilidad. Las calles de arena reciben huellas que el viento se encarga de desdibujar. Las bajadas al mar conducen hacia un encuentro con las olas, con la espuma, con el viento. Las carpas y sombrillas son el refugio para los veraneantes que eligen el turismo de sol y playa. En las escolleras, los pescadores pasan horas junto al mar esperando pacientemente la recompensa que les otorgarán las aguas revueltas.
La amplia senda construida en madera que se extiende paralela al espejo de agua, es una invitación a caminar por las orillas, y los bancos ubicados bajo las glorietas, son un mirador natural para disfrutar el paisaje.
Como si se tratara de una fiesta de colores, el cielo se puebla con las intensas y llamativas tonalidades de las telas que les dan alas a los amantes del kitesurf. La oferta de actividades de Mar Chiquita incluye las prácticas de surf, windsurf y kayak, además de la pesca. También abarca el cicloturismo, cabalgatas y paseos en cuatriciclos y el turismo rural.
El Centro de Interpretación, ubicado frente al Arroyo Cangrejo, facilita información acerca de las características geológicas del lugar y ofrece un muestrario de minerales y fósiles. En temporada alta se realizan visitas guiadas a la Reserva, que suelen tener día y horario fijo, con un costo predeterminado.
La Reserva es un espacio natural que cuenta con una gran diversidad de especies, como las mulitas, lagartijas, murciélagos, zorrinos, zorros, carpinchos, vizcachas y cuises. Sobre todo es un sitio ideal para el avistaje de aves. Se contabilizan casi doscientas especies de aves tales como la gaviota cangrejera y el petrel gigante. Las aves migratorias encuentran en este humedal un lugar de descanso obligado en su desplazamiento hacia otras latitudes.

Los cangrejos son habitantes por excelencia de las orillas del arroyo y la laguna. Pueblan las playas, y ante el menor atisbo de presencia desconocida, se ocultan en la arena. Son el banquete de las gaviotas y aves costeras, y también el divertimento de los niños que se entretienen jugando a descubrir los cangrejos.
Desde su posición, a orillas de la ruta de ingreso, las lechucitas vizcacheras miran la gente pasar con sus grandes ojos. Si alguien se acerca demasiado, se ponen en alerta. También se dejan ver con facilidad los pájaros carpinteros, y algunas otras aves pequeñas y coloridas y otras muy gritonas como las cotorras.
Mar Chiquita es una población pequeña. Su rutina tiene un lento transcurrir, apenas agitada en las épocas estivales. Pero aún el movimiento veraniego no sacude del todo el aletargamiento. El sol se hace sentir con intensidad sobre todo en los horarios de la siesta. Es la hora en la que todos buscan refugio bajo las sombrillas, en alguna heladería o en la pileta de algún hotel. Los amantes de las caminatas podrán recorrer un buen trayecto hasta alcanzar la población de Mar de Cobo, que repite la dinámica de una población pequeña, y que como Mar Chiquita, son sitios ideales para descansar.
El ruido del mar, el canto de las aves, la práctica de deportes de aventura, la tranquilidad, los condimentos ideales para una estadía a puro relax.




















lunes, 14 de marzo de 2016

[#DIARIODEVIAJE] Montevideo, el carnaval que no fue

El carnaval fue el motivo que me impulsó a cruzar otra vez el charco, y que me depositó directamente en la capital uruguaya. Tenía toda la fantasía de conocer la mística de esa festividad en tierras charrúas.Me habían hablado de la importancia que tenía el carnaval como evento popular, y sobre todo de la impronta de la cultura afro, del candombe, de las llamadas. Esperaba encontrar en cada esquina grupos de personas moviéndose al ritmo de los instrumentos de percusión y que la atmósfera estuviera llena de colores, brillos y alegría.
Con esa expectativa llegué a Montevideo. Otra vez Montevideo. Una ciudad que me atrapa con su fisonomía llena de nostalgia, de melancolía. Siete meses antes la había recorrido luego de un intento fallido y después de mucho tiempo de no visitarla. El carnaval me llevaba por tercera vez en menos de un año a pisar otra vez sus calles, a respirar su aire, a mezclarme con su rutina.
Antes de viajar había realizado algunas averiguaciones con el personal de información turística. No me habían dado muchas precisiones, me derivaban a contactar con la página del Museo del Carnaval. Lo hice. Tenían información de las fechas de presentaciones y los costos de las entradas. El desfile de las llamadas se realizaría un día antes de mi llegada, pero luego, todas las presentaciones tenían costo. Esperaba poder asistir a algùn evento gratuito como los que forman las murgas porteñas. Pensé que aunque no lo informaran, probablemente podría encontrar alguna murga haciendo su presentación en algún parque o espacio público y en forma gratuita. No fue así.
Es cierto que muchas personas llegan a Montevideo buscando participar de los eventos de carnaval, y aunque muchos negocios cerraban sus puertas durante los días de la festividad, no se notaba entre los locales mucho entusiasmo ni recurrencia a participar ni hablar del carnaval. Pensé que se trataba de una percepciòn personal, pero a medida que fui entablando diálogos con otros visitantes, advertí que era una opinión compartida.
El Museo del Carnaval queda en la ciudad vieja, en la zona portuaria, Pregunté en Informes Turísticos acerca de cómo llegar y qué tal era la zona para transitar por la noche puesto que ese era uno de los sitios en los que se podía asistir a los festejos. También había presentaciones en el Parque Rodó y el Parque Batlle. Las entradas tenían costo, pero las más accesibles eran en el Museo, que además incluía una visita guiada por el lugar. Los otros dos eran eventos masivos. Tenía intenciones de asistir al Museo. Sin embargo, desistí cuando el hombre, mientras me daba indicaciones en un plano, me dijo que la zona no era muy recomendable por la noche. Los colectivos me dejaban a unas cuadras y la mejor opción era tomar un taxi. No me convenció.
La opción de asistir a las presentaciones en cualquiera de los parques la descarté porque había amenaza de lluvia y aunque era una probabilidad, lo cierto es que el evento se suspendía en caso de mal clima, y yo no tenía margen para asistir otro día. Ya había sucedido que el desfile de Llamadas había tenido que suspenderse debido al aguacero.
Fue gracias a la suspensión del desfile por la lluvia, que pude al menos observar algo del carnaval. A lo largo de varias cuadras, las agrupaciones desfilaron con su trajes coloridos, brillantes, con sus cantos y sus ritmos de percusión, con sus sonrisas y sus bailes apasionados. La edad no importaba, la condición física tampoco. Lo importante era la actitud, la entrega, la pasión por el baile y el carnaval. Las aceras cubiertas de sillas y bancos conformaban tribunas privilegiadas. Mucha gente observaba el espectáculo de pie, y aplaudía y se sumaba a los festejos con sus aplausos y entusiasmo.Los flashes se disparaban con continuidad. Todo el mundo quería retratar el momento. Un momento que sin dudas era especial. Se veía en los rostros sonrientes. Se percibía en la energía de los movimientos, algunos acompasados, otros no tanto, pero siempre felices. Había tradición, historia, cultura en cada gesto, en cada paso desplegado sobre el pavimento. También en la tonalidad oscura de sus pieles. Aquello que impregna la sangre de los antepasados se ponía de manifiesto a los ojos del público. Fue un bello momento, que al cierre del desfile cerraron con fuegos artificiales. Algunos fueron detrás de las murgas tratando de prolongar unos instantes más aquella alegría. En pocos minutos, la multitud se dispersó en distintas direcciones y las calles retornaron a su rutina habitual.
Fue algo del carnaval, no fue todo lo que esperaba, pero como dicen, para muestra, basta un botón.