sábado, 3 de marzo de 2018

[‪#DIARIODEVIAJE] Cumplir un deseo, parte IV

Cuando explorás lugares, también te sumergís en un mar de sensaciones. Si un lugar representa un sueño, un deseo, un anhelo, y podés hacerlo realidad, los detalles pueden convertirse en sensibles versiones insignificantes que no hacen mella en el resultado de tu experiencia. Seguro una gran sonrisa de esas que iluminan tu cara, no podrá borrarse fácilmente.
El objetivo de conocer Machu Picchu, y el desafío de la Montaña Arco Iris estaban logrados. El recorrido por el Valle Sagrado había aportado una visión más amplia de todo lo que significaba el patrimonio arqueológico de la región, y si bien  podría haber visitado la Laguna Humantay, mis expectativas estaban colmadas y necesitaba resguardarme en lo más simple.
Alguna vez alguien me dijo que los viajes siempre había que cerrarlos con un punto alto, como para que el impacto de emociones y sensaciones renovara expectativas y energías. La sensación, similar a la de cerrar los ojos mientras disfrutamos del placer supremo de saborear un exquisito dulce, me llevaba a bajar un poco la ansiedad y disfrutar de una experiencia más sencilla.
Aún tenía en mi ticket turístico varios sitios para visitar. El boleto completo cuenta con ingreso para los 14 sitios de interés turístico de Cusco y los alrededores. Aunque habitualmente es más económico comprar el pase completo a pagar la entrada individual, lo cierto es que muchos de los turistas no llegan a recorrerlos todos. A mí me pareció una buena opción aprovecharlos.

City tour
El circuito guiado, como me había pasado en otras ocasiones, me terminaba saliendo más económico y más conveniente en cuanto al aprovechamiento del tiempo, por eso, contraté uno de los tours que ofrecen las tantísimas agencias que hay en el centro.  
El primer punto a visitar eran las ruinas de Sacsayhuaman. Construcciones de piedra, prolijas, parejas, meticulosas. Bloques macizos que se acomodan perfectamente unos sobre otro. Toda la cosmovisión incaica representada en simbolismos expuestos a la vista de todos. Observar el paisaje alrededor y mirar a lo lejos a la Ciudad Imperial a través de un mirador que ofrece una postal que lleva a viajar en el tiempo y conectar con la magia.
Qenco fue un centro ceremonial dedicado a la Madre Tierra. El circuito en ese lugar es reducido, pero el relato de su simbolismo, permite advertir su importancia.  Muy cerca de allí se encuentra Puka Pukara, cuya ubicación estratégica le permitió ser utilizada con fines militares. A su alrededor, el entorno rural es bucólico. Es frecuente observar a mujeres guiando a su rebaño hacia pasturas que les permiten estar bien alimentados.
Otro sitio que se visita es Tambomachay. que con sus canales y acueductos, era un centro de adoración donde el agua era el elemento principal. La precisión de las construcciones también se destaca en este sitio, donde además, es posible encontrar a gran cantidad de vendedores de artesanías típicas y a mujeres ataviadas con indumentarias típicas que en compañía de llamas se ofrecen a ser fotografiadas por unas monedas.
Esa es la última parada de un city tour que nuevamente dejará a los visitantes en la Plaza Principal. Sin embargo, como el desarrollo de una festividad inundaba las calles céntricas, el bus iba a desviarse, por lo que aproveché la situación y me bajé en la Iglesia de San Cristobal. Con la visita a este templo, completaba también mi boleto del circuito religioso en el que además estaban incluidas la Catedral, el Museo de Arte Religioso y la Iglesia de San Blas.
El patrimonio eclesiástico de Cusco es realmente rico, y asombroso. El interior de cada uno de los templos tiene una serie increíble de detalles, una mezcla de estilos y una representación muy elocuente del simbolismo religioso. Visitarlas es un paso necesario para adentrarse en las creencias religiosas de un pueblo cuya fe se percibe en cada detalle.

Valle Sur 
Para conocer los sitios más emblemáticos del circuito Valle Sur, nuevamente contraté la excursión que me llevaría a recorrer Tipón, Pikillacta y Andahuaylillas.
Antes de comenzar el recorrido por Tipón, el primer sitio al que nos dirigimos, el tour se detuvo en una de las tantas panaderías que se especializa en la venta de Pan de Oropesa. Nos dieron a probar, y la degustación vino acompañado con la explicación de la elaboración, la cocción, las variedades, y por supuesto, luego la venta del producto. Se trata de un pan de forma redonda y que según explicaron, es parte de la tradición y un buen gesto, llevarlo como presente cuando se visita a un familiar o amigo.
En Andahuaylillas había un pequeño museo que nos permitió conocer algo más de las tradiciones incaicas. Al lado, la iglesia que es no sólo orgullo del pueblo sino de toda la región. Se la conoce como "La Capilla Sixtina del Perú" donde se encuentran pinturas de la Escuela Cusqueña y altares dorados. Frente al templo, un mercado artesanal hacía gala de creaciones diversas, entre las que se destacaban las realizadas en plata.
Parte de la ingeniería pre hispánica se visita en Pikillacta. Sus avenidas y viejas construcciones permiten pensar mucho en el diseño y la estrategia que se utilizaba entonces. Sencillamente asombrosa. En Tipón se visitan los andenes y terrazas utilizadas para cultivo, las vertientes de agua que permitían el riego y las ruinas de los templos que permitían la conexión espiritual. Esta pequeña población, también es conocida por su gastronomía regional especializada en la preparación de platos con cuy.
Toda la región tiene numerosos sitios de interés arqueológico, no todos están adaptados para la visita. Los que ofrece el boleto turístico incluye a los más representativos. Su recorrido permite obtener una visión más amplia en la que se conoce más acerca de las tradiciones y la cultura originaria. Postales de un pasado esplendoroso que en la actualidad se ven como fotos de color sepia. Un viaje en el tiempo para conocer y aprender.
Los últimos días en Cusco fueron más tranquilos, pero igualmente intensos en cuanto a las historias y tradiciones ocultas en cada uno de sus emblemas. Me fui de esa ciudad imperial llena de satisfacción porque superó ampliamente mis expectativas. No sólo conocí la belleza increíble de sitios como la Montaña Arco Iris, Machu Picchu, sino también los principales sitios arqueológicos de Cusco y alrededores y hubo tiempo para conocer sus bailes y tradiciones, expuestas en nobles demostraciones en la plaza principal. La festividad, la música salida de los instrumentos de viento, todo hacía del lugar un ambiente más que agradable y genial.

Lima
Una vez en Lima, me di el tiempo para recorrer el centro histórico, conocer sus principales edificios, presenciar el cambio de guardia en la casa presidencial, y recorrer Miraflores, uno de los distritos más bonitos y exclusivos. Nos volvimos a encontrar con las aguas del Pacífico, y hubo tiempo para recorrer Barranco, una bohemia población que entre sus atractivos cuenta con casas pintorescas, museos, bares y restaurantes, y un mirador con una hermosa vista al mar.
Para cumplir un deseo, hace falta pensar en todos los detalles. Fue un viaje que pensé durante varios meses. Me costó encontrar información que me sirviera. Es que cada uno elige su propia aventura y los intereses, modalidades, gustos, son todos diferentes. Comencé mi viaje sabiendo que dejaba tiempo de sobra para permitirme elegir qué actividades quería realizar. Lo único que tenía claramente determinado era el día en el que iba a estar en Machu Picchu. Era mi propio regalo de cumpleaños así que quería recibirlo ese día. El resto, tenía la premisa de dejarme sorprender. Y fue lo que hice.
Sabía que quería conocer Lima, también quería ver el océano, y recorrer sitios arqueológicos. Tenía interés en conocer mucho de tradiciones. Y fue todo lo que me traje como equipaje. No sólo una innumerable cantidad de fotos, sino postales mentales muy bien atesoradas en la memoria. Y un gran aprendizaje: "Si querés cumplir un deseo, soñalo. El universo hará lo demás".














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