Como toda ciudad capital, Asunción despierta la curiosidad. Su esencia de eje administrativo es motivo suficiente para conocer sus tesoros.
La Plaza principal es como un hormiguero por donde circula gran cantidad de gente. A su alrededor la feria de artesanías es un muestrario abundante de tejidos, platería, cuero y cerámica que caracterizan a las manufacturas de la ciudad. En cada esquina puestos con jarras de agua helada y varias hierbas naturales que machacadas en un mortero, son materia prima del tereré, ese mate helado tan típico del Paraguay. Son tan frecuentes los puestos de despacho de la bebida que se vende como chipa caliente.
Las calles del centro histórico son como un túnel del tiempo que llevan a mezclarse entre edificios de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Son referencia obligada el Panteón de los Héroes, la Catedral, el Cabildo, la Casa de Gobierno y la Manzana de la Rivera. Tanto esos edificios, como otros privados y particulares se engalanan con los colores patrios para la celebración de la independencia. Es un espectáculo aparte observar la fachadas pobladas de banderas, todo se tiñe de blanco, azul y rojo. La celebración de la autonomía nacional dura todo el mes de mayo donde no faltan los espectáculos de fuegos artificiales.
La antigua estación del ferrocarril es un edificio monumental reconvertido en museo. Mediante el pago de una entrada, se accede a recorrer las diferentes salas que muestran objetos relacionados al ferrocarril y que relatan la historia de su desarrollo y también su desaparición. Una locomotora en exhibición es testimonio de las máquinas que circularon por el país uniendo distintos poblados. Un vagón estacionado frente al andén de la estación es una invitación a viajar por el tiempo un ratito como se viajaba en el pasado.
La casa de Augusto Roa Bastos, el escritor emblemático del Paraguay, también abre sus puertas para mostrar al público sus habitaciones con bibliotecas, mobiliario, pisos y techos originales.
El puerto y la costanera ofrecen un extenso paseo para disfrutar de la vista del río y actividades de esparcimiento. Los espacios verdes y los centros comerciales son opciones frecuentes para disfrutar del tiempo libre.
El recorrido por el centro histórico permite conocer la esencia de Asunción. En sus calles se mezcla el deambular de la gente con sus costumbres y se adivinan diálogos en español y guaraní y una tonada que tiene una sonoridad particular. Se puede circular a pie, utilizar las líneas de ómnibus urbanos que conectan con distintos puntos cercanos y también hay espacios para la circulación exclusiva en bicicleta. Las varias líneas de colectivo que transitan sus calles son vehículos pequeños, minibuses que se llenan y rebalsan con facilidad.
En Luque se encuentra el Museo Sudamericano del Fútbol, también el aeropuerto. Cerca de Asunción, un extenso predio se prepara para la recepción de los miles de feligreses que esperan la llegada del Papa Francisco. Los lugareños se sienten felices con la visita, y lo expresan con entusiasmo. Saben que será una buena oportunidad para recibir a miles de turistas.
Las calles de Asunción son una tentación a conocer el corazón del país. Un punto lleva a recorrer otro y en ese deambular se van revelando las postales más típicas de la capital paraguaya. Es un muestrario de historia, de cultura, de tradiciones que mientras se tenga la posibilidad, hay que conocer.
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Museo del Ferrocarril |
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Casa Augusto Roa Bastos |
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Casa Augusto Roa Bastos |
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Casa Augusto Roa Bastos |
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Casa Augusto Roa Bastos |
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Casa de la Independencia |
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Casa de la Independencia |
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Casa de la Independencia |
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Casa de Gobierno |
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Puerto |
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Vista de la Casa de Gobierno desde la Costanera. |
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