Entre la variedad de opciones que tiene Montevideo para conocerla, para hundirse en sus calles, para beber de su esencia y enamorarse de su identidad, hay algunas propuestas más que interesantes para realizar gratis, o casi gratis.
La Feria Tristán Narvaja es una actividad que puede realizarse en forma gratuita porque para comenzar a recorrerla no hace falta pagar ningún acceso. Sin embargo, las tentaciones son muchas, y no hay garantía de resistirse demasiado a comprar algo.
Es innumerable la cantidad de cuadras que abarca, porque si bien originariamente funcionaba sobre la calle que le da nombre a la feria, esquina 18 de Julio, actualmente se prolonga por las arterias aledañas, formando un laberinto atrapante, del cual es difícil escapar. Si pudiera graficarse de algún modo, podría decir que el lugar es como una Torre de Babel, pero no se trata de lenguajes diferentes, sino de una enorme, amplía, extensa variedad de rubros que abarca todo lo que allí se ofrece.
La cita es los domingos por la mañana, comenzando los movimientos alrededor de las 9 y prolongándose hasta alrededor de las 16. Y es una experiencia que hay que vivir, porque es una forma de conocer uno de los principales atractivos de Montevideo. Es un lugar de reunión, de comercio, de rituales. Asisten tanto locales, como turistas. Es el sitio recomendado para encontrar algún souvenir a un precio más accesible de lo que puede comprarse en cualquier casa de regionales.
Desde mascotas como cachorros de razas diversas, hasta peces de diversos colores, plantas e insumos de jardinería, hasta frutas, verduras, panadería, antigüedades, prendas de vestir, artículos de electrónica, CDs, DVDs, libros, legumbres, embutidos y quesos, adornos, artículos de iluminación. La variedad es tan amplia que es casi imposible memorizar todas las opciones. Entrar en la feria es sumergirse a lo largo de las cuadras en la historia del comercio, en las leyes de la oferta y la demanda, en la lucha por la competencia. Es un espacio de intercambio, de reconocimiento, de identidad que fue construyéndose a lo largo de más de un siglo de existencia. La feria funciona desde 1909, y sigue más viva que nunca. Visitarla es más que una obligación, es una necesidad.
El Teatro Solís es el más importante de la capital charrúa. Inaugurado en 1856, es un testigo indiscutible de grandes acontecimientos históricos, sociales y políticos de Uruguay. Está ubicado a pocos metros de la Plaza Independencia, en el centro montevideano.
El Solís es un teatro lírico que guarda similitudes en su construcción con los teatros italianos de Génova, Florencia y el Teatro La Scala de Milán.
El edificio, que llama la atención con sus columnas, su vereda de baldosas en blanco y negro, y la clara identificación de su nombre en la fachada, abre sus puertas a las visitas guiadas grupales tanto en español como en inglés.
La duración de las visitas es de poco más de una hora. Se recorren la galería, algunas salas, y en ocasiones también hay actores que realizan representaciones breves para ilustrar la actividad realizada en el foro. Dependiendo de los días, las visitas se realizan por la mañana o por la tarde.
Es una buena actividad para conocer parte de la historia de la cultura local, las actividades que se realizan y sus detalles arquitectónicos. El ingreso que se paga es bastante accesible.
Una vista completa de la ciudad puede apreciarse desde el Mirador de la Municipalidad de Montevideo. Desde el piso 22 del Palacio Municipal, la visión se pierde en el horizonte donde el cúmulo de casas y construcciones se agrupa, se mezcla, se apiña como si fueran una sola cosa, Para desagregar toda esa masa de edificios, hay cartelería con fotos que señalan los principales edificios. Guían, orientan la mirada y aportan algo de información.
Hacia uno de los costados se encuentra la zona portuaria, hacia el frente se adivina la fortaleza, hacia el otro extremo, el aeropuerto, y más allá nuevamente la vista se pierde en infinitos caseríos. La visita es gratis.
Los Parques Rodó y José Batlle y Ordoñez son dos grandes pulmones de la ciudad. Son ideales para la práctica de ejercicios al aire libre. Cuentan con monumentos y espejos de agua que transmiten armonía. Son amplios parques con gran variedad de árboles. Hay actividades recreativas como teatro y juegos. El paseo por estos parques es ineludible en la recorrida por Montevideo.
La extensa costanera es una invitación a recorrerla largamente. El paseo se prolonga por varios kilómetros que bien pueden hacerse a pie, en bicicleta o rollers. Desde la zona portuaria hasta Pocitos, es posible pasar por áreas de interés como el faro de Punta Carretas y el Shopping, el cartel de Montevideo en la rambla de Pocitos, que es un punto panorámico por excelencia y el más requerido por los visitantes de la ciudad.
La capital uruguaya tiene muchos rincones para descubrir. Museos, centros culturales, edificios emblemáticos, clubes, cafés. Algunos lugares son emblemáticos, y otros, además pueden conocerse gratis, o casi.
El edificio, que llama la atención con sus columnas, su vereda de baldosas en blanco y negro, y la clara identificación de su nombre en la fachada, abre sus puertas a las visitas guiadas grupales tanto en español como en inglés.
La duración de las visitas es de poco más de una hora. Se recorren la galería, algunas salas, y en ocasiones también hay actores que realizan representaciones breves para ilustrar la actividad realizada en el foro. Dependiendo de los días, las visitas se realizan por la mañana o por la tarde.
Es una buena actividad para conocer parte de la historia de la cultura local, las actividades que se realizan y sus detalles arquitectónicos. El ingreso que se paga es bastante accesible.
Una vista completa de la ciudad puede apreciarse desde el Mirador de la Municipalidad de Montevideo. Desde el piso 22 del Palacio Municipal, la visión se pierde en el horizonte donde el cúmulo de casas y construcciones se agrupa, se mezcla, se apiña como si fueran una sola cosa, Para desagregar toda esa masa de edificios, hay cartelería con fotos que señalan los principales edificios. Guían, orientan la mirada y aportan algo de información.
Hacia uno de los costados se encuentra la zona portuaria, hacia el frente se adivina la fortaleza, hacia el otro extremo, el aeropuerto, y más allá nuevamente la vista se pierde en infinitos caseríos. La visita es gratis.
Los Parques Rodó y José Batlle y Ordoñez son dos grandes pulmones de la ciudad. Son ideales para la práctica de ejercicios al aire libre. Cuentan con monumentos y espejos de agua que transmiten armonía. Son amplios parques con gran variedad de árboles. Hay actividades recreativas como teatro y juegos. El paseo por estos parques es ineludible en la recorrida por Montevideo.
La extensa costanera es una invitación a recorrerla largamente. El paseo se prolonga por varios kilómetros que bien pueden hacerse a pie, en bicicleta o rollers. Desde la zona portuaria hasta Pocitos, es posible pasar por áreas de interés como el faro de Punta Carretas y el Shopping, el cartel de Montevideo en la rambla de Pocitos, que es un punto panorámico por excelencia y el más requerido por los visitantes de la ciudad.
La capital uruguaya tiene muchos rincones para descubrir. Museos, centros culturales, edificios emblemáticos, clubes, cafés. Algunos lugares son emblemáticos, y otros, además pueden conocerse gratis, o casi.
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