lunes, 26 de enero de 2015

Encuentro viajero: Hormigas con sabor a limón

No parece pequeño. Su forma de hablar, la expresividad de sus palabras, su gesticulación constante. Habla. Habla mucho y constantemente. Pero sus respuestas suelen ser breves. Está rodeado de gente que le hace preguntas, y él se muestra muy predispuesto a responder. Es difícil pensar que estamos delante de un pre adolescente. Pero así se muestra Pampa, el primero de los cuatro hijos de Candelaria y Herman Zapp, los viajeros que cumplen 15 años de estar dedicados a perseguir y atrapar sus sueños.
"Lo más difícil es empezar". Después de sufrir varias postergaciones los Zapp decidieron ponerle fecha al inicio de su sueño. No importaba si no estaban preparados, la decisión era "salimos sí o sí". Y así lo hicieron. Fue un 25 de enero. Ese día iniciaron la travesía que los llevaría desde Buenos Aires hasta Alaska a bordo de un Graham Page 1928, El desafío, pensado para seis meses, terminó por llevarles casi cuatro años. Durante el viaje, en Estados Unidos, nació Pampa. Quince años después, un numeroso grupo de soñadores, la mayoría viajeros, se reunió para celebrar el día de los sueños, compartir un momento agradable, en camaradería, con muchos abrazos y con la convicción de que los sueños se cumplen porque cuando uno decide ir por ellos, todo el universo conspira a favor.
A diferencia de aquel inicio, ahora los Zapp no eran solo dos y un par de amigos. Ahora son una familia viajera con 6 integrantes -y un auto que los ayuda a realizar sus anhelos- y un montón de seguidores a quienes inspiran con su sueño.
Pampa está acostumbrado a la rutina de los encuentros viajeros. Esa experiencia le permite manejarse con soltura. Cuenta anécdotas muy interesantes, y también interpela a sus interlocutores con preguntas que sorprenden.
"Aprendí que en África hay que tener cuidado con las cosas grandes y en Australia con las pequeñas". Inmediatamente después de pronunciada esa afirmación agrega una anécdota que grafica sus palabras. "Una vez en Australia, me había ido a lavar las manos y veo que por la pared iba un ciempiés venenoso. Después quise sacudir la toalla y había una tarántula. Después mi mamá fue al baño y levantó un balde con agua y había un escorpión venenoso. O sea, que en un ratito, en un mismo ambiente ya nos habíamos cruzado con varias especies venenosas".
El relato de Pampa salpica anécdotas que van de un punto a otro del planisferio. Habla con tanta naturalidad de sus experiencias en Mozambique, China, Japón y otros tantos sitios. Cuenta que eligió hacerse vegetariano, pero que durante los viajes es muy difícil no comer carne. "En África no puedo ser vegetariano porque no conseguís ni tomates, ni bananas, pero carnicerías hay en todos lados". Explica que está transitando su segundo intento de convertirse en vegetariano. Cuando le preguntan qué dicen sus padres al respecto, cuenta que respetan su decisión pero que si no se consiguen frutas y verduras, tendrá que comer carne porque está creciendo y el cuerpo necesita nutrientes. "Mis padres obviamente que no me impiden mis sueños". Otra cosa que le sucede es que le suelen decir "vos que venís del país de la carne, ¿sos vegetariano?"
Desde la mirada del niño, todo resulta espontáneo y natural. Su relato despierta curiosidad y arranca sonrisas. El bagaje de anécdotas de Pampa abarca desde el robo de la computadora ( y la tintura para el pelo de Candelaria) que sufrieron en Mozambique (pero que luego recuperaron) y el robo de unas sandalias. En esa ocasión fueron con unos monjes hasta una montaña en la que debían sacarse las sandalias y dejarlas a los pies del cerro. Cuando regresaron, las sandalias no estaban. En Dubai se compró su primer celular aunque no lo usa mucho porque no tiene Facebook y si lo usa es por las noches ya que durante el día prefiere desfrutar el paisaje. Así como quien va a dar una vuelta por el parque, Pampa recuerda que fueron a la Muralla China, y expresa su sorpresa cuando piensa en cómo hicieron para construirla. Cuenta que en Japón la gente es muy respetuosa, demasiado y que ni hablan ni miran a la otra persona por no molestarla.
Quizá una de las preguntas que más le formularon era cuál es su sueño. "¡Esa pregunta ya me la hicieron como cuatro veces en un ratito!" Su queja surge tan espontánea como la misma pregunta formulada una y otra vez por sus entrevistadores. Más tarde, cuando esté frente a un auditorio más amplio dirá que prefiere responder las preguntas en grupos grandes y no en forma individual para que no le hagan varias veces la misma pregunta. Aún cuando el interrogante haya sido formulado repetidas veces y respondida otras tantas, Pampa no tiene problemas en reiterar que su sueño es dedicarse a cuidar la naturaleza. Apenas contesta, su respuesta genera aplausos. "¿Contesto y me aplauden?", pregunta sorprendido.
Sobre su vida durante los viajes cuenta que el Graham es su hogar, que si bien le gusta porque es el auto que conoce desde que nació, él prefiere lo moderno. Dice que el auto es cómodo pero para dormir no lo es tanto como una cama. Es un auto multifunción: en el baúl lleva la estufa y una especie de horno, en la parte de abajo está la comida, tienen un cajón de juguetes y una biblioteca. De un lado llevan agua y del otro, "petróleo" (combustible para el auto). Candelaria es quien oficia de maestra, pero cuando se establecen en algún lugar, tiene que asistir al colegio. Le gusta leer, y por eso, su ubicación dentro del auto está al lado de los libros.
Sobre la comida, además de las dificultades para ser vegetariano, Pampa cuenta que junto con su padre, son los encargados de preparar el desayuno: por lo general huevos a la canasta y cereales. También sabe hacer panqueques. Los waffles son ricos, pero sólo los puede comer una o dos veces al año, cuando los invitan a hoteles cinco estrellas. En cuanto a lo más raro que comió enumera 3 cosas: hormigas, escorpión y rata. "Las hormigas rojas pican, las verdes tienen gusto a limón, están muy buenas. Del escorpión no me dejaban comer la cola, pero no tiene gusto a nada. Y lo que más me gustó fueron las ratas. Todos dicen qué asco, pero nadie lo probó. Si lo prueban van a ver que tiene gusto a pollo. En Indonesia había una persona en el medio de la calle vendiendo ratas, paramos y les compramos unas ratas, pero yo fui el único que la comí toda. Mi hermano le dio un bocado y la tiró al piso, mi hermana dijo que ella no la iba a comer porque era una princesa, Wallaby era re pequeño y le daba igual. Mi padre la probó, mi madre casi nada y pero yo fui el único que lo terminó".
Viajar constantemente abre la posibilidad de mantener vínculos con personas de muchos lugares, pero son contactos pasajeros o que deben mantenerse a la distancia. Pampa no tiene problemas en tener amigos en todo el mundo. Cuando le preguntan cómo se hace amigos, dice que es muy fácil. Un saludo es el inicio de una conversación, luego preguntarle el nombre, compartir juegos y charlar. Ante el relato del niño, el auditorio se ríe con complicidad. Pero Pampa dispara, "¿de qué se rìen, cómo hacen amigos ustedes?" Imposible no pensar en el diálogo entre el zorro y el Principito.
Pampa es locuaz. Le gusta hablar y contar su parte. Firma libros en una versión corta o en una con más tiempo. Esta última consiste en estampar un dibujo en lugar de escribir una dedicatoria.
"¿Si ustedes pudieran elegir una casa cálida o una moderna, cuál elegirían?" "¿Si pudieran elegir entre un hotel 5 estrellas con todas las comodidades, y un alojamiento en un camping con amigos, qué elegirían?" "Si les dijera que hay una lámpara con un mago que cumple los sueños. Y ustedes frotan la lámpara y sale el mago, ¿qué tres deseos le pedirían?" Pampa interpela a su auditorio y lo hace de un modo inteligente y reflexivo. En su estadística, la mayoría de las personas dice que quisiera ser millonario.
El relato de algunos de los recuerdos que atesora como más importantes los tiene escritos. Entre ellos el día que vio por primera vez un elefante, y la vez en la que le permitieron conducir una avioneta. Quizá en el futuro el propio Pampa presente su libro. Mientras tanto sigue coleccionando anécdotas y compartiéndolas con quien las quiera escuchar.












No hay comentarios:

Publicar un comentario