Como Don Quijote, Juan Pablo Villarino se propone una arriesgada empresa: viajar a dedo por los países a los que la visión dominante pone en el lado oscuro del globo. La mala prensa de la que gozan los países como Irán, Irak y Afganistán, es un desafío para la adrenalina de este nómade que tiene una teoría por comprobar: que hay más gente buena que mala y que la imagen que los medios transmiten en forma dominante de estos lugares es parcial y sólo muestra una construcción sesgada de la realidad.
Acompañado por La Maga, su mochila que es su fiel -y hasta ese momento única- compañera, Juan se abandona a la voluntad de sus pies que reproducen sobre el suelo las rutas que antes sólo eran líneas en los mapas. Se entrega a los viajes, a su deseo, a su proyecto. Se encapricha con sus propósitos pero también atiende a las señales del camino.
Villarino viaja y escribe. Se sumerge en lugares inesperados y logra contarlo con una destreza admirable. Tanto como la agilidad adquirida después de tantísimos kilómetros recorridos que lo convierten en un experto viajero. Su relato es placentero. Tiene una redacción que no sólo es amigable sino también exquisita y abunda en detalles contextuales que aportan una gran dosis de información y de reflexión.
Su odisea comienza en Belfast, Irlanda del Norte, desde donde parte con destino final los países de Oriente Medio. Cada vez que coloca a La Maga en algún punto estratégico junto a la banquina a esperar por algún conductor que lo acerque al próximo destino, se encomienda a las sorpresas que surgen del camino. Detrás de cada conductor hay un potencial amigo. Algunos lo acercan unos kilómetros, otros lo invitan a su casa y le dan alojamiento y comida. El común denominador es la calidez y la hospitalidad que más allá de las barreras culturales se traduce en gestos amables. Aún cuando la fama de peligro de algunas zonas sea suficiente como para amedrentar a cualquiera, Juan logra demostrar que en territorios que parecen malditos (Irak, Turquía, Pakistán, Siria, Jordania, Egipto, Irán, Afganistán), la amabilidad es un lenguaje corriente.
Pueblos desperdigados a lo largo del camino, aldeas rurales, costumbres diferentes, rutinas de guerras y luchas internas, facciones, destrucción, diferencias religiosas, sociales, culturales. De todo eso y mucho más habla Juan Villarino en su quijotesca travesía. Las experiencias que atravesaron el viaje de este nómade traducen esas vivencias en historias que da gusto leer. Sus trazos muestran realidades que no son las que muestran los medios de comunicación dominantes. Por eso, Vagabundeando en el Eje del Mal, es un libro indispensable para aprender y para reflexionar.
Juan Villarino, además de viajero incansable, escribe artículos para diversos medios y también en su propio blog Acróbata del Camino, a través del cual también pueden adquirirse sus libros.
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